Sentada en la esquina
de una habitacion vacía
ha quedado una niña,
que juega con el recuerdo
de una infancia marchita.
Una estantería llena de muñecas
sin vida,
pues las manos que un día las tomaron
hoy las han abandonado.
Paredes que retumban por el eco
del canto de una inocencia violada
transcurre la vida, se quedan los sueños.
Canta, camta! mi niña...
hasta quedarte dormida.
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